Los orígenes de una revuelta sonora
A principios de 2021, cuando el mundo todavía olía a gel hidroalcohólico y a mascarillas recién desechadas, nacía en Zaragoza un grupo que pronto se convertiría en uno de los nombres más ruidosos y descarados de la escena punk local: Atorrak.
La ciudad aún estaba marcada por los estragos del Coronavirus, pero también por una sensación de necesidad colectiva de expresarse, de recuperar la calle y la música en directo. En ese contexto, cuatro jóvenes coincidieron en la Plaza De La Seo, un punto neurálgico del casco antiguo zaragozano, y decidieron dar forma a una idea común: crear una banda riot grrrl que rompiera con la monotonía masculina del punk local.
Su lema era una declaración de intenciones: “No nos llaméis putas, ya lo hacemos nosotras”. Una frase que condensaba toda la ironía, el desafío y la actitud provocadora que caracterizaría su breve pero intensa trayectoria. Según ellas mismas contaban en entrevistas posteriores, la escena punk de Zaragoza estaba “llena de pollaviejas”, y Atorrak surgió como un grito generacional y feminista frente a esa realidad.

El nacimiento de un nombre y una identidad
El grupo empezó siendo un cuarteto formado por Lenna (batería y voz), Amets Gaitzoak (bajo y voz) y Lidia (guitarra), a las que más adelante se sumó Idoia Bezunartea (guitarra y voz), quien terminaría sustituyendo a Lidia.
El origen del nombre es casi anecdótico, pero muy revelador del espíritu del grupo. Fue idea de Lidia, que buscaba un término en euskera que significara “pezoneras”. Al buscarlo en Google, se toparon con “atorrak”, palabra que, para su sorpresa, también significa “blusa” y además da nombre a una fiesta religiosa en Mundaka, llamada Atorrak Eta Lamiak. La confusión lingüística les pareció perfecta: un nombre que mezclaba irreverencia, feminidad y tradición vasca.

Primeros pasos: ensayo, error y mucha autogestión
Los primeros ensayos de Atorrak tuvieron lugar en la Casa De Juventud de La Magdalena, un espacio autogestionado y comunitario en el corazón del barrio más alternativo de Zaragoza. Aquellos días fueron caóticos, intensos y muy punk.
En una ocasión, Amets conoció a un chico skater en Tinder, y gracias a esa cita el grupo consiguió temporalmente un nuevo local de ensayo. “Resultó que fuimos unas parásitas, aprovechadas, zorras y nos acabaron mandando a la mierda”, recordaban entre carcajadas en una entrevista para Uterzine, una web, fanzine, editorial y sello discográfico feminista y punk-musical con la que compartían ideología y humor ácido.
Esa precariedad, lejos de ser un obstáculo, se convirtió en el motor de su identidad. Atorrak eran pura autogestión: no había managers, ni discográficas, ni planificación profesional. Solo ganas, rabia, y una visión muy clara de lo que querían decir.

El mensaje y la rabia en las letras
“Nuestras canciones tratan temas como que salir con hombres va caro, todavía seguimos pagando terapia, odio a las madres, skaters u otakus, lo caro que sale ir de fiesta sin robar… también tienen crítica social y guarradas varias”, contaban con orgullo.
Para ellas, la provocación no era gratuita. Era una herramienta política y estética. “Si el punk se define como no saber tocar y berrear letras inentendibles grabadas de forma precaria, Atorrak es tu grupo”, decían. Y era cierto: su sonido estaba lleno de imperfecciones, pero también de autenticidad y urgencia.
A la hora de componer, no seguían modelos. “Soltamos la primera burrada que se nos pasa por la cabeza”, afirmaban. Crecieron escuchando punk clásico y absorbieron su esencia: la crítica, la desobediencia, el ruido. “Compartimos inquietudes con chavales punkis, pero no con los pijos que van a Kenbo o Supernova”, añadían, marcando distancia con la escena más superficial de la ciudad.

Los primeros escenarios
El debut oficial de Atorrak se produjo en diciembre de 2021, en la mítica sala Arrebato de Zaragoza, epicentro de la cultura DIY y del punk underground local. Compartieron cartel con Rostre Brutta, en un concierto solidario para recaudar fondos por el caso de “Los Seis De Zaragoza”, seis activistas antifascistas detenidos en 2019 durante una manifestación contra un mitin de Vox en el Auditorio de Zaragoza.
El concierto, según reconocieron ellas mismas, fue un desastre técnico, pero también una experiencia catártica. “Nadie nos entendía, pero todo el mundo nos miraba”, resumían con humor.
Después de aquel estreno, llegaron más actuaciones: en el Centro Social Comunitario Luis Buñuel, durante las Jornadas Mojadas, donde se abordaban temas de sexualidad y feminismo; y en el CSO Kike Mur, durante el Zarawoza Punk Fest, compartiendo escenario con bandas como Totälickers, Peedöh, Prisión, Zaborra y Belchite.

Reinvención y consolidación
Tras una breve pausa, Atorrak regresó a los escenarios en mayo de 2022, de nuevo en Arrebato, junto a los bilbaínos Yunta y los madrileños Golpe De Gracia. Ya eran tres tras la marcha de Lidia, pero la energía no se había perdido. Al mes siguiente tocaron en las fiestas del barrio de La Madalena, en el Solar de San Agustín, junto a Polémika, Piñen y Güiña, reforzando su vínculo con el tejido vecinal y las fiestas populares.

“Esto Es Lo Que Sale De La Autogestión”
En agosto de 2022, lanzaron su primera maqueta digital, “Esto Es Lo Que Sale De La Autogestión”, grabada por Txetxulín De Ubrique y David Cubasse en Zaragoza. El título era casi una declaración de principios.
El trabajo incluía canciones como “La Regla”, “Mierda En La Alfombra Persa”, “La Última Vez Que Acaricié Con Las Orejas La Vagina De Mi Madre”, “Cleptoparásito”, “Cabrón De Manual”, “Incel Mohoso”, “Skater De Los Cojones” y “Pa’ Qué Quieres Ser Trans”. Letras punzantes, irreverentes y sin concesiones, que tocaban temas tabú con ironía, rabia y humor negro.
El sonido era crudo, directo, heredero del punk del 77, pero con un enfoque contemporáneo, atravesado por la crítica feminista y el sarcasmo.

Giras y expansión por el norte
En septiembre de 2022, Atorrak se aventuró fuera de su hábitat zaragozano para tocar en Monzón (Huesca), en la Plaza De San Juan, durante el IX Rock In Monzón, junto a Insershow. En octubre, regresaron al Centro Social Comunitario Luis Buñuel para tocar con Bicha, Sororidance y Sariyaka Komzin.
El mes de noviembre fue especialmente intenso. Actuaron en Menàrguens (Lleida), en el Contracorriente Festival, junto a Víctimas De La Suciedad, Mal Menor y Spit; más tarde en el CSO Kike Mur junto a Debakle, Son And Bastard y Agresiva; y finalmente en Vitoria, en el barrio de Errekaleor, junto a Kogío Con Pinsa, Zakill y Bretxa, entre otros.
Cada concierto reforzaba su reputación: Atorrak eran un torbellino de ruido, humor y política, capaces de mezclar sátira y denuncia sin perder el ritmo.

Despedida y renacimiento
En marzo de 2023, la banda anunció la marcha de Idoia, que decidió abandonar el grupo. A pesar de ello, continuaron tocando y ese mismo mes se presentaron en el CSO La Kolapsada de Barcelona, junto a Tampó D’Aspart, Kortocircuito, Cynta Ayslante y otras formaciones.
Durante abril y mayo, emprendieron una gira por el norte de España con paradas en Éibar (Guipúzcoa), Gijón (Asturias) (en La Folixa Rock Club, con Ratzinger, Peligro 66 y Griales), Santander (Cantabria) (en la Plaza Del Ayuntamiento, junto a Bicho Humano y Las Makis De Villapolvorilla), Miranda De Ebro (Burgos) (en el CSOA La Esquirla), Pamplona (Navarra) (en el Burlatako Gaztetxean), y finalmente Zaragoza, en Arrebato, con Brüma y Alepimu.
En junio de 2023, tocaron en el Tremenda Fem Fest de Castellón De La Plana, celebrado en la sala Because, junto a Tampó D’Aspart, Le Bizarre, Sonido Ordeno y Loryrocks. Ese mismo mes participaron en la XXXV Semana Cultural De La Madalena, con Polvo De Hadas, Tzetze, Gaura Devi y Ortopedia Técnica, donde anunciaron su despedida: aquel sería su último concierto.

El legado de Atorrak
Aunque su trayectoria fue breve, Atorrak dejaron una huella visible en la escena punk-feminista de Zaragoza. Su propuesta combinaba autogestión, irreverencia y sororidad en partes iguales. En sus letras convivían la rabia política con el humor sucio y la crítica cotidiana a la precariedad, el machismo y las relaciones de poder.
Y, como ocurre con muchas bandas que se mueven en los márgenes, su historia no terminó del todo. En octubre de 2025, gracias a Maritxu Alonso y su sello Uterzine, la maqueta “Esto Es Lo Que Sale De La Autogestión” se editó en formato cassette, compartiendo cinta con un álbum de las catalanas Polvo De Hadas. La edición física volvió a poner a Atorrak en boca de la comunidad punk, reavivando la curiosidad por aquel grupo de chicas que, con descaro y honestidad, hicieron de su ruido una forma de resistencia.
Fuente: Chicas En Banda / Uterzine

