Han pasado ya más de treinta años desde que un grupo de Almería, Las Replicantes, comenzara a cocinar un episodio musical tan prometedor como breve, una de esas historias que, pese a estar llenas de ilusión y talento, nunca llegaron a materializarse en un formato físico. No fue por falta de calidad, ni por escasez de ideas, ni siquiera por falta de oportunidades puntuales; simplemente, el destino suele ser caprichoso y, en ocasiones, aparta del foco proyectos que merecían mucho más recorrido del que finalmente tuvieron.
Aun así, el tiempo no ha borrado la huella que dejó aquella aventura. Las Replicantes formaron parte de un momento muy particular de la escena musical nacional, donde emergían bandas con mucha fuerza, y donde ser mujer en un entorno mayoritariamente masculino implicaba un conjunto de desafíos adicionales. Aquella energía, esas dificultades y la complicidad entre sus integrantes siguen vivas en el recuerdo de quienes formaron el proyecto.
Hoy, dos de las componentes de la banda, Ángeles López y Rosi Vizcaíno, se acercan a Chicas En Banda para compartir cómo se vivió desde dentro aquella experiencia. Hablamos con ellas sobre los inicios del grupo, la ilusión que acompañaba cada ensayo, la forma en que concebían sus canciones y los obstáculos que tuvieron que sortear tanto a nivel musical como personal. También profundizarán en lo que significaba, en ese momento, pertenecer a una banda femenina: los prejuicios, la falta de referentes, las miradas ajenas, pero también la fuerza que surge cuando varias mujeres deciden ocupar un espacio que tradicionalmente no se les ha concedido.
A través de sus voces reconstruimos un capítulo poco conocido pero valioso, un fragmento de la historia musical local que merece ser recuperado y contado. Porque, aunque aquellas canciones nunca llegaron a ver la luz en un disco, la historia de Las Replicantes sigue resonando, y ahora es el momento de hacerla sonar de nuevo.
Por Vicente Ribas
Han pasado más de treinta años desde que Las Replicantes irrumpieron en la escena pop-rock. ¿Qué recordáis de aquel primer impulso que las llevó a formar la banda?
Ángeles: Éramos un grupo de chicas apasionadas por la cultura y la música. Algunas habían estudiado durante años en el conservatorio, otras en la Escuela de Artes. Nuestro entorno estaba lleno de artistas, músicos y diseñadores, lo que nos inspiraba constantemente. Rosi y yo tocábamos la percusión en un grupo de teatro, y un día, cuando Carmen comentó que le gustaría cantar en una banda, la idea surgió de forma espontánea: ¿por qué no crear nuestro propio grupo, pero solo de chicas?
En ese momento, la mayoría de las bandas estaban formadas por hombres y nosotras no nos sentíamos representadas. El espacio para las mujeres en la música era muy limitado:
había cantantes, sí, pero pocas instrumentistas, y siempre en grupos mixtos. Nosotras queríamos algo diferente: un espacio propio, construido desde nuestra perspectiva y por derecho propio.
Rosi: Estudiaba la carrera de piano en el conservatorio y al pasar el tiempo me di cuenta de que la creatividad en ese lugar no se fomentaba en absoluto y poco a poco se iba apagando. Pensé que la única manera de hacer algo realmente creativo era formar un grupo de música. Yo conocía a Ángeles del instituto, le comenté la idea (que ya había sido comentada entre un grupo de amigas) y le pareció bien, a ella le gustaba tocar la guitarra y empezamos a ir a un local de ensayo en el barrio San Luis (un barrio de Almería), eran unas cocheras en un garaje privado, esas cocheras se convirtieron en una movida cultural espontánea porque estaban ocupadas por grupos de música y de teatro.

En los 90, el panorama musical estaba dominado por hombres. ¿Cómo fue abrirse paso como grupo femenino dentro de ese contexto, y además en una ciudad tan “lejana” como Almería?
Ángeles: Fue difícil, como suele serlo en cualquier ciudad “lejana” y con elementos comunes a ciudades no tan “lejanas”. Los chicos eran, de alguna manera, dueños del espacio por simple razón de nacimiento, como ocurre en tantos otros ámbitos. Eran jóvenes, simpáticos y muy creativos; teníamos muy buena relación con ellos. La dificultad se encontraba en otra parte: ellos conocían y dominaban los códigos, el lenguaje y las dinámicas masculinas que les abrían las puertas (que abrían generalmente manos masculinas también). Les facilitaban las contrataciones, el éxito y, en definitiva, el respeto.
Rosi: Tuvimos que pelear duro, pero poco a poco nos hicimos nuestro sitio, hay que demostrar doblemente que vales, no basta con hacerlo bien, tienes que hacerlo mejor, dejar claro que vas a ser tú la que toques en tu propia grabación y que nadie va a hacerlo por ti, a veces llegabas al estudio y se daba por hecho que los músicos de estudio grabarían por ti. Teníamos que plantarnos y decir no.

¿Qué significaba para vosotras ser “replicantes”? ¿Había detrás del nombre una crítica o una reflexión sobre la identidad, la autenticidad o la industria musical?
Rosi: El nombre de la banda proviene de la icónica película de ciencia ficción Blade Runner, una adaptación de la novela ¿Sueñan Los Androides Con Ovejas Eléctricas? de Philip K. Dick. Este universo literario y cinematográfico, que siempre nos ha fascinado, nos sirvió de inspiración por su profunda temática.
Los Replicantes son Androides en un futuro distópico, luchan y se rebelan contra el límite de existencia impuesta por su creador, valoran la vida y aprecian su belleza. Quieren conocer a su creador para entender quiénes son realmente.
Hay un cuestionamiento de los roles establecidos. La historia invierte los roles, mostrando a la policía encargada de eliminarlos como más inhumanos que los propios replicantes.
Esta constante exploración de lo establecido es la conexión: ¿Qué es lo autentico? ¿Qué es lo normal? ¿Quiénes somos realmente? resuena directamente con la filosofía y las letras de Las Replicantes y su postura en el mundo.

¿Cómo describiríais la estética y el sonido de Las Replicantes? ¿Qué queríais transmitir con su música y su puesta en escena?
Rosi: Nosotras empezamos muy jóvenes y fuimos cambiando con los años. Fuimos encontrando poco a poco nuestro estilo, intentando definir qué queríamos transmitir. Teníamos muy claro lo que no queríamos. No queríamos ser un grupo de chicas monas con canciones edulcoradas y comerciales.
Ángeles: No recuerdo una necesidad de transmitir un mensaje específico. Había temas intimistas, como “Alma De Doble Filo” que es un sueño vívido, y otros con temática social, como “En Los Muelles” o “Soy Un Ser De Submundo”. Era la visión del mundo y reflexiones de dos jóvenes artistas, así como el reflejo de su historia vital, su entorno social y filosofía. Nuestra primera pulsión era creativa y, subsecuentemente, interpretábamos y poníamos nuestro interés en comunicar de la mejor forma posible con nuestro público.
Nuestra puesta en escena era sencilla, sobria. Creábamos nuestra música, queríamos hacer algo fiel a nosotras mismas.
En una industria que solía etiquetar rápido (“chicas roqueras”, “pop alternativo”, “feminismo de escaparate”), ¿sentisteis que los medios os comprendieron o más bien os redujeron a un estereotipo?
Ángeles: Creo honestamente que intentaron un enfoque alejado de estereotipos. Dentro de la excepcionalidad que entrañaba ser uno de los dos primeros grupos femeninos de la ciudad, las reseñas o entrevistas eran tal cual podrían ser las de los grupos masculinos. Más o menos buenas, interesantes o no, pero no tuve la sensación de que nos estereotiparan.
Rosi: No lo recuerdo bien, no soy consciente de que nos estereotiparan, aunque cabe la posibilidad de que alguien lo hiciera sin que fuésemos conscientes. Especialmente, siendo uno de los dos únicos grupos femeninos de entonces. Y primeros, junto con Makia Subversiva.

¿Qué influencias (musicales o culturales) marcaron más al grupo en aquella época?
Rosi: Empezamos con influencias de grupos como The Doors, Janis Joplin, David Bowie, música de los 60 y los 70 sobre todo, éramos muy eclécticas. Escuchábamos tanto a La Polla Records como a Beethoven. Hacíamos música sin pensar en encasillarnos. También nos gustaban mucho grupos españoles como Tahúres Zurdos, El Último De La Fila, Radio Futura, Parálisis Permanente, etc. Más adelante nos quedamos fascinadas por PJ Harvey, y otros artistas y grupos como Björk, Portishead, Red Hot Chili Peppers y muchos más. Conforme iban pasando los años nos íbamos nutriendo de la música que íbamos descubriendo.
Ángeles: Sí, había una gran mezcla y mucho eclecticismo. Al principio nos influenciaron los sonidos de los 60 y 70, heredados de nuestros hermanos mayores, combinados con el punk de la época (grupos como La Polla Records, Kortatu o Kaka De Luxe) y, por supuesto, con la estela de la movida madrileña de los 80. The Cure, The Smith, U2, R.E.M. y muchos más. De los 90 y nos marcaron artistas como PJ Harvey, Portishead o The Prodigy. En realidad teníamos una sed insaciable de música: escuchábamos de todo. Sería interminable intentar enumerar todos los estilos y bandas que nos inspiraron más allá de los que he mencionado.
Volviendo a escuchar hoy en día vuestras canciones, ¿qué os provoca: orgullo, nostalgia, rehacer de nuevo el grupo y ganas de subirse de nuevo a un escenario?
Rosi: Uf!! Es muy complicado de definir. Para empezar mucha alegría de volver a escuchar las canciones y disfrutarlas, pero en general siento una mezcla de emociones diferentes. Orgullo del trabajo realizado, creo que dentro de lo que había en ese momento, los temas tienen bastante calidad y no han envejecido mal, todo lo contrario. En cuanto a las ganas de tocar creo que ahora lo haría por mera diversión, cuando Las Replicantes desaparecieron yo seguí con otro proyecto musical, La Factoría Del Cosmos, en el que estuve bastantes años y pude seguir desarrollando mis inquietudes musicales y creativas. Por ahora no creo que vuelva a la carga.
Ángeles: Cuando recibí las grabaciones digitalizadas por WhatsApp (muchas más pistas de las que finalmente publicamos) habían pasado casi treinta años y, sinceramente, había olvidado muchas de aquellas canciones. Mi primera impresión fue bastante objetiva, casi como una primera escucha. Me sorprendió la calidad y la interpretación de algunos temas, y sentí un profundo respeto por el trabajo que hicimos. Siento un gran cariño por Las Replicantes, fue mi escuela de música. Además, algunas de nosotras seguimos siendo amigas y el grupo es parte de una historia común.
Si te refieres a volver a los escenarios con Las Replicantes, solo circustancias extraordinarias podrían justificar pensarlo. En cuanto a otros proyectos… nunca digas “nunca jamás”.

¿Cuál fue el momento más difícil o decisivo para Las Replicantes durante vuestra trayectoria?
Rosi: Para mí han sido varios, creo que cada vez que tomábamos alguna decisión de hacer cambios en el grupo, sobre todo cuando Ángeles y yo decidimos asumir todo el liderazgo y cantar nosotras los temas y convertirnos en un dúo. Lo viví como un golpe de estado, pero era la única manera de evolucionar, nosotras hacíamos las canciones, música y letra y veíamos que el resto de componentes no tenía la misma implicación en el proyecto, para nosotras era algo muy importante y para el resto seguía siendo un juego. Y por supuesto el más difícil fue la disolución del grupo, pronto ambas nos metimos en otros proyectos, pero aun así para mí fue difícil y doloroso.
Ángeles: Cada deserción era una nueva decisión que tomar, y sí, al final dimos un golpe de timón y fue un momento difícil. Sin embargo, en el momento de la disolución, lo que más sentí fue una profunda sensación de liberación. Habían sido años de remar a contracorriente, con cambios constantes en la formación y una falta de compromiso por parte de algunos integrantes que hacía casi imposible mantener un ritmo continuo de creación y evolución. Estaba agotada, y cerrar esa etapa fue, en cierto modo, un alivio necesario.
A la luz del presente, donde las mujeres ocupan cada vez más espacios en la música y el relato cultural, ¿cómo creéis que habría sido vuestra trayectoria si hubierais surgido en la actualidad?
Rosi: Pues es que seríamos otras personas muy diferentes, quizás con gustos musicales distintos. Pero partiendo de la hipótesis de que somos las mismas personas con los mismos gustos musicales y las mismas ideas que aterrizan en el 2025 es muy probable que hubiésemos tenido más oportunidades de promocionarnos y de expandir nuestra música y nuestro mensaje.
Ángeles: Si empezáramos ahora, tendríamos como referencia a muchas más artistas, así como bandas locales que hubieran abierto camino.
Hoy en día, la escena musical en Almería es mucho más dinámica. Seguramente tendríamos más oportunidades para desarrollarnos, hay una mentalidad mucho más abierta que la de los años 90.
El hecho de que las canciones suenen frescas y resulten actuales para las nuevas generaciones me hace sopechar que estábamos en el momento y el lugar equivocados. Creo que hoy el contexto sería mucho más propicio para lo que hacíamos entonces.

¿Qué legado creéis que dejó Las Replicantes en la escena musical femenina y en la memoria cultural de los años 90?
Rosi: Hasta hace muy poco teníamos las canciones en unas casetes metidas en una caja de los recuerdos, pero nos contactaron para hacernos una entrevista. El entrevistador nos dijo que estaba haciendo una historia musical de Almería, recopilando testimonios de músicos almerienses desde los años 90 y que estaba muy interesado en rescatar la historia de Las Replicantes, nos comentó que no había encontrado nada de nosotras en internet, que había escuchado hablar de nosotras como grupo importante en la escena musical almeriense, sobre todo como grupo pionero formado por mujeres, pero que no había podido escuchar ninguna canción. Así que Ángeles y yo decidimos pasar las canciones a digital y nos propusimos que Las Replicantes se pudiesen escuchar en diferentes plataformas.
Estamos gratamente sorprendidas de la acogida que están teniendo nuestras canciones y es un placer sentir que ahora alguien puede buscarnos, encontrarnos y disfrutar de nuestra música.
Ángeles: Después de treinta años, resulta muy significativo que haya surgido un interés por rescatar la historia y la música de Las Replicantes en el contexto de un estudio sobre grupos almerienses. Es revelador que nuestro nombre a menudo aparezca vinculado a otro grupo de mujeres, Makia Subversiva; creo que eso deja claro nuestro papel como mujeres pioneras, junto a ellas, dentro de la escena local. Creo que ese es parte de nuestro legado.
Por otro lado, ahora que nuestros temas están disponibles en plataformas digitales, puede apreciarse que hay canciones que realmente merecían ver la luz. Tiene su significancia para la música en general, especialmente para la creada por mujeres, y es un legado para la cultura almeriense en particular.
Muchas gracias, Ángeles y Rosi, por acceder a entrevistaros; valoro mucho vuestra disposición y el tiempo que habéis dedicado.

